Energumeno... para dar y convidar.

domingo, diciembre 21, 2008

Como es costumbre, de tanto en tanto El Energumeno se pierde, unas veces por la cantidad de trabajo acomulado, otras por vivir un poco y lo que es mas comun: por simple pereza.
en un año de altibajos, El Energumeno, poco comprometido con su causa les trae casi siempre notas de lo que ve o lo que piensa, unas veces mejor escritas, otras veces solo notas... Y de cuando en cuando, resalta cosas que otros escriben y que a su juicio merecen ser retransmitidas.
Antes de presentar mi resumen del año, con gusto hoy reproducire la columna online de Carolina Sanin de Semana.com

Una perfecta opinión de lo que realmente pensamos muchos colombianos. Y por si les quedo mal, les anticipo un feliz año. Nos lo merecemos. Todos.



El “personaje del año”

Por Carolina Sanín*


El Tiempo llenó la primera plana de su pasada edición dominical con
una foto de Juanes en el papel de Personaje del Año. El cantante posa
con su camisa negra, con la cabeza agachada, los ojos cerrados, ceñudo
y sosteniendo sobre el corazón y entre los puños la bandera de
Colombia. En la misma página se publica la lista de los “Otros
personajes del año”. La encabezan Juan Manuel Santos e Ingrid
Betancourt. El trío del guerrero, la mártir y el juglar, que quedaría
de perlas en el retablo de una iglesia medieval, no es menos apropiado
para el país feudal, ignorante y ultra católico que es Colombia.

Es también apropiada la designación de Juanes como personaje del año,
por razón de su indiscutible celebridad. Pero celebridad no es
sinónimo de importancia, y la importancia de Juanes sí debe ser tema
de discusión, sobre todo cuando El Tiempo declara, al pie del retrato
descrito, que el personaje “se ha convertido en la conciencia social
del país”.

Juanes es básicamente un cantante que vende muchos discos, y cuya
bonhomía ha permitido que los medios de comunicación bendigan en él a
un personaje popular con matices folklóricos, sin tener que meterse en
consideraciones sociales, estéticas o culturales. Esto resulta muy
útil: para no ir más lejos, con el pretexto de Juanes, El Tiempo logra
estampar la frase biensonante “conciencia social” en primera plana sin
tener que hablar de los indígenas que organizaron la reciente Minga o
de los sindicalistas que fueron asesinados durante el año, que sí
representan la conciencia social del país.

En letras más grandes que las que usa para dar la noticia de la
erupción de un volcán, El Tiempo llama a su personaje “El roquero
comprometido”. No creo que Juanes sea ni lo uno ni lo otro. No es
roquero: la música que hace se llama pop, aquí y en Japón. Y no está
comprometido: ¿Qué posición tiene? ¿Cuál es el “activismo” que, según
El Tiempo, realiza? ¿Qué es lo que dice? ¿Que hay que hacer la paz y
hacer un mundo mejor en el que no haya pobres ni minas antipersona? Es
lo mismo que, cuando les da pena pedir sólo juguetes, los niños ricos
escriben en sus cartas a Papá Noel (y con el mismo compromiso y los
mismos resultados).

Los colombianos admiran a Juanes porque fue al Parlamento Europeo a
pedir cantando una limosna (como se pide en las busetas de su patria)
e hizo que los diputados bailaran (ridículamente, hay que decirlo) al
son de su propia condescendencia hacia el Tercer Mundo. Admiran a
Juanes porque aprovechó cierta crisis fronteriza entre Colombia y sus
vecinos, provocada por una grave violación de soberanía territorial,
para organizar un concierto a favor de la concordia y la paz, al
comienzo del cual lanzó el agresivo (y onanista) grito: “¡Estoy que me
toco, hijueputa! y en medio del cual complementó sus versos “tengo la
camisa negra/ y abajo tengo el difunto” con la violenta glosa: “pa’
enterrártelo cuando quieras, mamita”. Admiran a Juanes porque no se ha
lanzado a cantar en inglés como Shakira, como si esta decisión
implicara una actitud intelectual o política y no simplemente un poco
más de oportunismo. (Por cierto: Juanes no canta en inglés, pero
cuando canta pronuncia los fonemas del español como gringo, como para
sonar más “pop”.)

También lo admiran porque es, como el presidente Uribe (a quien él a
su vez admira), la mezcla perfecta de macho malhablado y conservador
rezandero. Y porque los medios les dicen que es admirable.

De Juanes, además de su superioridad moral de hombre de familia, de su
cómoda neutralidad, de sus profesiones de fe católica y de su talante
complaciente, me parece funesto que haya contribuido a la
entronización de esa noción miope según la cual existe un imperativo
ético que se llama “hacer patria” y que consiste en bolear bandera, en
decir “mi sangre” y “mi tierra”, en creer que Colombia y sus
habitantes son óptimos (o más bien: “una chimba”) y en escuchar
canciones de Juanes.

Por último, pretender que nuestro Personaje del Año es el mejor
representante de la música nacional no es justo con los músicos
colombianos ni con los consumidores de música. En cuanto a la calidad
del producto, merece la pena repasar algunas letras de este cantautor
a quien El Tiempo compara inexplicablemente con Bob Dylan. Brillan en
ellas el descarado cliché (“A Dios le pido / que te quedes a mi lado /
y que más nunca te me vayas / mi vida”), la enigmática simpleza (“Me
enamora que me hables con tu boca”, verso que parece extraído de una
parodia de Les Luthiers), el ripio opusdeísta (“Nuestra familia es más
importante ya lo sé, y la debemos proteger y volver a tejer/ porque
estos tiempos son difíciles y es más escasa la verdad”), la confusa
alucinación antropomórfica (“Hagamos todos una bandera con manos
negras/ una bandera con manos blancas / por un mundo mejor en este
momento. / Hagamos todos una bandera con manos mestizas / una bandera
con manos inmigrantes / por un mundo mejor”) y la vulgaridad inspirada
en la copla infantil “Pican, pican los mosquitos”: “Lo que ayer me
supo a gloria/ hoy me sabe a pura mier…. / coles por la tarde y tú que
no llegas / Mal par… ece que solo me quedé / y jue… pura todita tu
mentira”.

Se lee en El Tiempo: “En una entrevista reciente, Juanes confesó que
estaba leyendo El Capital de Karl Marx para poder comprender mejor la
actual coyuntura económica, en un gesto que sólo confirma sus ganas de
aprender”. Yo le sugeriría a Juanes, en vista de sus ganas de
aprender, que buscara en Wikipedia la connotación principal de “camisa
negra”. Al autor del artículo le recordaría que decir que uno está
leyendo El Capital no tiene por qué constituir, en una sociedad sin
censura, una “confesión”.



Tomado de: http://www.semana.com/noticias-opinion-on-line/personaje-del-ano/118917.aspx