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viernes, febrero 06, 2009

primeras lineas de Simon Yuill

Nuestro gran amigo Alejo Duque, no el loco el baterista, sino el Duque que vive en Suiza, inicio la traducción del esplendido texto de Simon Yuill, donde habla del trabajo en equipo, interesante reflexion

Aqui va:

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Aca entonces las primeras lienas de texto de Simon Yuill, el tittulo aun no lo tradusco a las espera de claves que podran aparecer a medida que se haga la lectura. Dedido no hacer mis comentarios de manera directa en la traduccion para permitir la facil lectura. Paso primero la traduccion y luego el original para referencia y apoyo en caso que la traduccion no se presente muy clara. Si hay preguntas y comentarios pues esa sera la mejor manera de profundizar en el tema.

Basado y retocado a partir de guugle translate:

En los últimos años, la emergente nocion de "colaboración" en las prácticas artísticas ha adquirido un aura de benevolencia inherente y emancipación, como si el mero hecho de trabajar con otros garantizara alguna forma de resistencia o de alternativa a los convenios de la producción cultural y confiriera valores morales positivos.

La reciente valorización de la colaboración dentro de las artes, elude la condición básica de la colaboración en la que todas las formas de producción se basan en diversos grados y modalidades. Esto puede ser visto como una pequeña parte constituyente del más grande crecimiento de las industrias de servicios y las comunicaciones cuyo «trabajo» y «productos» son invertidos principalmente en la estructuración y la intensificación de los diversos intercambios de colaboración, a menudo minimo y efímero, sin embargo, cuando se cosecha a gran escala, capaz de generar cantidades aparentemente sin fin de excedentes de valor [1].

Colaboración en la producción de este "excedente" se extiende ahora más allá de los empleados contratados a los propios consumidores, que ayudan a definir y crear los productos que ellos mismos consumen. Esto se ejemplifica en la proliferación de altamente "personalizados" productos y servicios, reality entertainment, y las redes sociales de la Web 2.0. El mundo virtual de SecondLife representa en particular la combinación de dichos factores. [2]

Formas de arte que conscientemente valorizan la colaboración, como lo describe Bourriaud en "Estética Relacional", son simplemente eco de esta situación. [3] Las relaciones sociales construidas por el artista en los gestos de colaboración con el público son "espectacularizados" y mercantilizados en formas que a menudo no vuelven a aquellos que los crearon, sino más bien convertirse en fichas dentro de la circulación del mercado del arte. [4]

En un sistema que da prioridad a la inclusión social dentro de las artes, como el del Reino Unido, los proyectos de colaboración tocan la campana que desbloquea el patrocinio estatal. En estos contextos la colaboración se convierte simplemente en un flujo de ingresos. [5] Del mismo modo, el aumento de Estética Relacional (Relational Aesthetics) con el apoyo de la práctica artística por el sector comercial, a menudo recurriendo a las estrategias de dicha técnica para mejorar la colaboración y la "creatividad" en el lugar de trabajo [6].

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Tomado del texto original: (http://www.metamute.org/en/All-Problems-of-Notation-Will-be-Solved-by-the-Masses)

In recent years the foregrounding of ‘collaboration’ in artistic practice has acquired an aura of inherent benevolence and emancipation, as though the very act of working with others in itself ensures some form of resistance or alternative to conventions of cultural production, and confers positive moral value.

The recent valorisation of collaboration within the arts, however, merely elides the basic condition of collaboration that all forms of production ultimately rely on in various degrees and arrangements. This can be seen as one part of the larger growth in service and communications industries whose ‘labour’ and ‘produce’ are primarily invested in the structuring and intensification of various collaborative exchanges, often minute and ephemeral, yet, when harvested on a vast scale, capable of generating seemingly endless amounts of surplus value.[1]

Collaboration in the production of this 'surplus' now extends beyond the contracted employees into the consumers themselves, who help define and create the products they themselves consume. This is exemplified in the proliferation of highly ‘personalised’ products and services, reality entertainment, and the social networks of Web 2.0, with the virtual world of SecondLife notably combining all three factors.[2]

Those artforms which most consciously valorise collaboration, as described in Bourriaud’s Relational Aesthetics, merely echo this situation.[3] The social relations constructed by the artist in gestures of collaboration with audiences and others become spectacularised and commodified in forms that often do not return to those who created them but rather become tokens within the circulation of the art market.[4]

In a funding system that prioritises social inclusion within the arts, like that of the UK, collaborative projects can tick the box that unlocks the piggy-bank of state patronage. In such contexts collaboration quickly becomes little more than a revenue stream.[5] Similarly, the rise of Relational Aesthetics accompanied the embrace of artistic practice by the commercial sector, often drawing upon the strategies of such art to enhance collaboration and ‘creativity’ within the workplace.[6] "